ALGORITMO PARA SALVAR AVES Los libros del ocio de IVÁN ONTIVEROS E HIRAM KAT

Existen las relaciones con las personas, no las cosas, de hecho lo que definimos como cosas son el resultado de las relaciones con las personas.

Es casi inevitable pensar que la obra está terminada en el momento en que se concibe en la imaginación. Sin embargo, el camino que transita de su concepción a su realización es un camino que ya no le pertenece solamente a quien la creo: la obra tiene la facultad de modificarse cada vez que se expone  ante quien colabora en su desarrollo. Aunque se tenga una conciencia objetiva sobre el resultado final, cuando se explica a alguien que esté interesado en el proceso de la obra, la percepción de éste se instala en la conversación, detonando un fenómeno interesante: el dialogo genera un lugar de contaminación entre lo que se explica y lo que es, un lugar tan grande, que en él podría caber casi todo el universo…

LIBROUNO

Los pájaros y la pared (el antes)

A tres semanas del estreno, mirar hacia atrás y ver con exactitud el punto de partida del proyecto es casi imposible. Podemos empezar diciendo que surgió como la idea de hacer una pieza de videoarte, pero el ejercicio de su creación, convirtió la idea en el inicio de un experimento anárquico. Sin embargo, también está el hecho de que antes de eso, existía la necesidad de producir una pieza de instalación que instantáneamente invocara el movimiento en quien la mirara. Si trazáramos un diagrama del recorrido, parecería que por todos lados hay puntos iniciales. El diagrama daría la sensación de que el camino siempre empieza y siempre puede terminar.  Es así que a estas alturas del proceso, es más conveniente para nosotros pensar que son todos estos puntos de partida, y ninguno, los que colaboraron a llegar al punto donde nos encontramos.

Coloquemos el inicio en un lugar. En un experimento de videoarte en una cancha de frontenis en la Ciudad de México, nació la idea de montar un espectáculo en varios espacios al aire libre con una enorme pared de acrílico. Pero costear la pared, conseguir gente interesada en el proyecto, así como la pereza de comenzar algo en serio, nos hizo olvidarnos de la idea. En aquel momento, ser un colectivo autosuficiente nos mantenía con la firme idea de no depender de ningún tipo de apoyo institucional. Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que la responsabilidad de comenzar un proyecto al margen de las solvencias gubernamentales, era algo difícil de “tomar”.

Después de un tiempo, con el deseo de producir algo propio que pudiera trascender lo local, decidimos utilizar un viejo guion que Ontiveros había escrito. El tema de dicha producción evocaba el estigma de la frontera norte de México: la inmigración. Para que no pareciera una obra de lugares comunes, modificamos el guion y  lo llevamos hacia una nueva temática: la sociabilidad del cuerpo. Lo que quedó del guion inicial fue la presencia de un narrador hecho con los cuerpos de los bailarines, que daba coherencia a la narrativa de una ficción y a la idea de concebir una interfaz entre la tecnología y el espectador. La ficción que se contaría en Los libros del ocio era la de un hombre que, desde su adolescencia, buscaba una isla utópica llamada Isla Esternón. Los libros del ocio se convirtieron en la primera parte de una trilogía de piezas sobre nomadismo.

A estas alturas habíamos decidido buscar apoyo gubernamental. Entre la incertidumbre de ser elegidos por las instituciones que otorgarían la beca y la seguridad de hacer el proyecto a como diera lugar,  en el DF., el narrador de Los libros del ocio comenzó una especie de viaje místico, tomando de los gremios del arte escénico y plástico diferentes cuerpos, a los que iba desechando o que se iban rezagando por propia voluntad. Un mes después, el proyecto fue seleccionado para ser financiado por una de las instituciones. Además de conceder el apoyo monetario, la institución daba  a la producción un espacio en la ciudad de Monterrey para llevar a cabo el estreno de la obra (Teatro del Centro de las Artes). Entonces, el narrador gozó de cuerpos nuevos.

Bola y wii
LIBRODOS

El territorio del cuerpo (el durante)

Durante el proceso, se propusieron tres laboratorios que abarcaran los puntos más importantes a desarrollar: el cuerpo, la tecnología y el sentido de la relación con el público. Kastaneda y Ontiveros fueron quienes guiaron el primer laboratorio. El territorio del cuerpo convocaba a cualquier interesado en las artes escénicas que quisiera participar en una investigación acerca de los límites entre el cuerpo y el espacio escénico. La idea base era explorar el territorio del cuerpo que se instala en el espacio como signo que da sentido a cualquier lenguaje escénico y no escénico. Así, dos personas negocian con el peso en una línea de desplazamiento, en la que un cuerpo se dispara hacia el frente porque el otro deja de obstaculizarle el camino. La distancia del camino recorrido queda determinada por el control o descontrol del peso de quien la recorre. Este juego que fue producto de horas de improvisación, se volvió el protagonista de la tercera escena (Las piedras y el lago).

Cabezas, Kat y Mendoza, introdujeron a la investigación el concepto de prótesis. ¿Qué es lo que devuelve al cuerpo la satisfacción de estar presente en un acto espacio/temporal, en una acción escénica? Una  prótesis tecnológica. La artificial esperanza de capturar todo para  recordarme que estoy ahí. ¿Cómo aprovechar el, irónicamente, artificio barato de la tecnología en la contemporánea escritura del arte escénico?

Al profundizar en este concepto, el segundo laboratorio, llamado “Prótesis y tecnología”, develó el signo oscuro que ansiaba hacerse presente. El vacío orgánico propio de la tecnología, en un discurso escénico no es un costo que se tenga que pagar; es una inversión. Al pensarlo de este modo, nos surgió la necesidad de crear un dispositivo que fuera más parte del cuerpo del bailarín que un objeto de utilería o un personaje más de la historia. Es decir, no queríamos  una cámara presente en la escena, queríamos algo que fuera parte del cuerpo del discurso. Un órgano latente que también fuera testigo desde el cuerpo. Ontiveros propuso una cámara dentro de una bola, maquillada como un lóbulo ocular. Cabezas propuso poner dentro de la bola un control de Wii (video juego) para que ésta produjera música según el patrón de giro que tuviera al rodar.  Kat propuso una cámara y un Wii dentro de una bola cubierta de carne animal. Al maestro taxidermista, Manuel, le gustó la idea, incluso propuso integrar pelo y viseras. Kat, Cabezas y Ontiveros vomitaron al ver el resultado, pero al final, se utilizó. La carne seca luce mejor que la carne fresca.

Entre este laboratorio y el tercero, la idea de prótesis dio más frutos. Apareció una pared hecha de módulos de madera de diferentes longitudes y espesores, a la cual el público le lanzaría bolas de tenis. Cabezas también propuso introducir piezas eléctricas en los módulos para que captaran las vibraciones de los impactos de las pelotas sobre la madera; de esa manera los módulos producirían sonido e imagen, y la cuestión de la interfaz entre el espectador y la tecnología quedaría resuelta. El último laboratorio no sucedió y el tercer punto de la investigación, el sentido de la relación con el público, tuvo que hacerse en el camino.

LIBROTRES (el ahora)

En las cláusulas del contrato con la institución proveedora del apoyo, se mencionaba que si uno de los involucrados desistía del proyecto, el apoyo cesaría; además, que era indispensable devolver cualquier cantidad que hubiera sido bonificada. Hace dos meses que todo lo hemos solventado nosotros. Al final, todo se ha venido dando así para mantenernos con la idea de que sea con o sin apoyo gubernamental, podemos hacer cualquier cosa.

El proyecto no ha dejado de funcionar. Ha sido escuchado más de cincuenta veces por diferentes personas y no ha dejado de reescribir su sentido. El enorme monstruo de dos años de gestación, se hace presente cada vez más, y morirá al subir al escenario.

¡Qué máquina tan bonita! ¡Qué bonita muerte!

 

pajaro b y n

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